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Luis Medina Cantalejo (Tomares, España, 1 de marzo de ), es un exárbitro de fútbol profesional español, internacional desde Como broche final a esta culminación de su carrera arbitral, el sevillano en vez de 'colgar la camiseta' en su casa, ha decidido tener un gesto. Vivo en Sevilla y todo el mundo puede saber donde vivo. Han insultado a mis hijos, pero no sólo los ultras. Han llamado maricones a mis hijos.
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Acusan al Sevilla FC en El Chiringuito de ser beneficiado por Medina Cantalejo
El jugador serbio, que terminaba contrato en junio, ha …. Gracias a la nueva exclusiva de miguelpr83, vuelve a quedar claro que Negreira no pintaba nada, solo Medina cantalejo camiseta sevilla Goya. Preferiría volver a otro aspecto de su carrera. Era Medina cantalejo camiseta sevilla primera vez en su historia que los verdiblancos pisaban el campo vamiseta La Cartuja.
Preside la sesión el honorable juez Aguilar. El juez miró al frente. Frente al juez, a su derecha, se sentaban los nueve miembros del jurado popular. Incluso había gente de pie, porque no había espacio suficiente en el amplio salón de juicios. A la izquierda de la mesa del juez y los oficiales asistentes, junto a un ventanal por el que entraba un sol radiante, se situaba el banquillo de los acusados.
Había dos sillas vacías: la de Joan Laporta, quien, como en la primera sesión , había decidido sentarse junto al abogado principal de la defensa, y la de Enríquez Negreira, del que nada se sabía. Varios periodistas coincidían en que lo habían visto llegar al juzgado, pero nadie sabía dónde se había metido tras pasar el umbral de entrada, lo que provocó un cierto murmullo entre ellos. Antes de sentarse, el oficial del juzgado le tomó juramento:.
El oficial retiró la Biblia y se sentó cerca del juez, tras la mesa. Jaime Estuardo estaba repasando sus preguntas, por lo que no se había percatado de tal detalle, pero las palabras de su compañera de mesa le sirvieron para aguzar los sentidos, para permanecer atento a las respuestas del testigo de la defensa. Llevo cuatro décadas dedicado al arbitraje, que lo mamé desde chiquitito en casa. No intervenía en las decisiones relevantes, no designaba colegiados para los partidos, ni actuaba sobre los ascensos y descensos, no tenía poder ejecutivo alguno.
Era un absoluto desconocido para todos nosotros. En ese momento se abrió una puerta a la derecha del banco donde testificaba Medina Cantalejo y muy cerca del banquillo de los acusados, por donde apareció José María Enríquez Negreira con un paso lento y despistado. Carraspeó un par de veces, como quien intenta expulsar un gargajo. Debía venir del baño porque llevaba la bragueta bajada, por donde le asomaba el faldón de la camisa. Negreira se sorprendió al toparse de frente con todas esas miradas sobre él.
Se dirigía hacia su asiento en el banquillo de los acusados cuando vio a Medina Cantalejo sentado frente al micrófono. Se provocó un cierto revuelo en la sala, con risas y exclamaciones de sorpresa entre los asistentes que el juez trató de acallar con el mazo. Medina Cantalejo recompuso su jersey con ademanes algo amanerados y al mesarse el cabello mostró un Rolex enorme con esfera verde.
Cómo interpretar las circulares, los cambios en el Reglamento, pequeñas modificaciones que la IFAB incorpora cada año. Medina Cantalejo se levantó para salir escopetado, pero, en ese preciso instante, Jaime Estuardo se levantó y soltó un sonoro:.
Medina Cantalejo miró suplicante al juez, el cual le conminó a que se sentara de nuevo con un gesto. En absoluto, creí que habíamos terminado —respondió indignado—. Le refresco la memoria, aquel día usted no estaba en Sevilla, había venido de viaje a Madrid. Sí, estaba en un hotel de Madrid porque teníamos unas jornadas en la Federación. Claro, claro. Hablemos pues del arbitraje y de su colectivo tan brillante, tan honesto, como usted mismo los ha definido.
Un colegiado de Primera División viene a cobrar unos Es un salario que puede parecer elevado, pero que a nosotros nos parece justo y equilibrado, dada la importancia de su trabajo. Pero le corrijo, él no era mi predecesor, era Velasco Carballo. Todo muy transparente. Medina Cantalejo estaba visiblemente molesto con el tono del interrogatorio, pero trató de recuperar la compostura:.
Se le veía sofocado. Sacó un pañuelo del bolsillo de su americana, con el escudo del Sevilla, y se enjugó el sudor de la frente.
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